EDUCACIÓN COMUNICATIVA
La sociedad entendida como estructura material organizada se ha conformado por prácticas económicas, políticas e ideológicas del hombre y que constituyen la base para satisfacer necesidades históricas a través de las cuales se produce y reproduce la existencia humana.
El hilo conductor de este proceso de la humanidad ha sido las relaciones dialécticas y dinámicas del hombre con el hombre, el hombre con la naturaleza y del hombre con sigo mismo. Estas relaciones constituyen el desarrollo y transformación de la humanidad: de la reproducción y producción de las condiciones de vida de todo ser humano que sólo son posibles a través de la organización social del trabajo.
La organización social del trabajo es producto y factor de la socialización del hombre al multiplicar los casos de ayuda mutua y actividad conjunta; para la satisfacción no sólo de necesidades individuales si no también colectivas, tanto materiales, biológicas como axiológicas y existenciales; pero éstas sólo pueden satisfacer o realizar en el momento en que el hombre construye prácticas y acciones de interacción mutua para actuar y construir su propia realidad.
La comunicación hace parte de las relaciones sociales establecidas entre los hombres como un proceso de interacción en permanente construcción y transformación tanto individual como colectiva.
La comunicación será el reflejo de cómo el hombre interactúa con los demás, con la naturaleza, consigo mismo. Será una acción de entendimiento con el mundo.
Este proceso como lo llama Habermas de “acción comunicativa” de interpretación y valoración del mundo, dependerá de su contexto y medio determinado que coincide con la teoría de la sociedad global.
La comunicación se constituye en la práctica y acción cotidiana a través de la cual el hombre desarrolla capacidades, medios e instrumentos para propender por un proyecto y ejercer su libertad de actuar. En este contexto, la comunicación se entenderá como una acción orientada al entendimiento de la realidad que sólo puede originarse a partir de la existencia de experiencias comunes, de significantes comunes, de un mismo lenguaje para expresar modos de actuar, de ser, de tener, de hacer, de pensar, de producir, de crear y de convivir. Así, la comunicación históricamente cumplirá el papel de ser dinamizador y forjador de una idea del hombre, de realidad y de cultura.
Por ello es indispensable establecer dos niveles de interpretación del proceso de acción comunicativa. El primero, es el nivel en el que la comunicación es un proceso de acción e interacción interpersonal, en el cual se entra a una interpretación conjunta entre los participantes de intereses y objetivos respecto a la realidad existente.
Esta comunicación se fundamentará, como plantea Habermas, “en los esfuerzos en pro del entendimiento en tres mundos el objetivo, el social y el subjetivo”.
Dentro de este proceso de acción comunicativa,” se presenta el lenguaje como medio de entendimiento en que hablantes y oyentes se refieren, desde el horizonte pre interpretado que su mundo de la vida representa simultáneamente a algo en el mundo objetivo, en el mundo social y en el mundo subjetivo para negociar definiciones de las situaciones que pueden ser compartidas por todos “(Habermas Acción comunicativa). De ahí que sólo a partir del contexto se den el concepto de relaciones concretas que determinen los modos de ser de las cosas. En otras palabras, el mundo de la vida cotidiana determina el tipo de comunicación.
La comprensión de este fenómeno nos sitúa en el segundo nivel de la comunicación, en el cual “la razón se remite a quedar encarnada simbólicamente y situada históricamente” (Habermas 1985). La acción comunicativa en este plano tiene que ver con el comportamiento social el cual se manifiesta con formas de acción e interacción que generan procesos de construcción de la realidad. Estas acciones tienen que ver con la producción de ideas, de representaciones y de conciencia. En últimas, el sentido de la comunicación era la construcción social.
El hombre crea su cultura mediante la acción instrumental de una relación natural entre el hombre y la naturaleza, la estratégica, ligada a la cooperación en el trabajo; la comunicativa de reconocimiento de sí mismo y del otro, y de la acción simbólica de un lenguaje común. La acción comunicativa en este estadio histórico deviene como una práctica como un teorizador al construirse como una acción social eficiente, eficaz y efectiva ya que refleja la influencia de uno sobre otro, logrando una interacción en busca del beneficio colectivo.
Con el surgimiento de la propiedad privada la clase que dispone de los medios de producción, dispone de los medios de producción intelectual, de la comunicación, de sus medios e instrumentos. Así, la comunicación como simple interés ideológico se constituye en instrumento de poder, como doctrina de la división de poderes. La comunicación se establece como un proceso cuya intención e interés es la creación de barreras para la manipulación de las ideas, de las representaciones y de la conciencia, creando falsas conciencias, homogeneizando, cosificando y unificando las mentes.
Esta fuerza capital hace de la comunicación no una acción liberadora, emancipadora sino alienadora, no actúa como una acción ético-social, sino que a través de cálculos egocéntricos de utilidad, con acciones reguladas por normas; el lenguaje y los medios de comunicación serán un instrumento que sirvan de filtro para la transmisión de valores, de principios, de persuadir la toma de decisiones que se quiere, transmitiendo una ideología que induzca al cambio de conductas, utilizando medios de acción estratégica o modelos normativos a través del lenguaje , de los medios de comunicación, estructurando la información, dándole una forma específica de utilidad, cuyo fin es evocar significados comunes.
La comunicación se convierte en un mecanismo que permite, o mejor obliga a compartir los mismos significados, así los marcos de referencia, el contexto las experiencias no sean comunes. La comunicación no se da dentro de un marco de entendimiento e interpretación compartida si no que obedece a un proceso de autorregulación para convivir feliz y productivamente.
Instrumentos como la televisión, el cine, la internet, son medios utilizados con una utilidad específica codifican la imagen para emitir mensajes con el significado que se necesita para entrenar la percepción, así como dijera Habermas, “el conflicto no se centra en los hombres sino entre los medios que afectan a los hombres”.
Los instrumentos y medios de comunicación generan un estereotipo de sociedad dentro de la cual las libertades individuales se coartan, ante tal hecho es inminente crear las condiciones para que la dialéctica entre las clases sociales deba ser el objeto del proceso comunicativo.
El sistema educativo igualmente es filtro ideológico de la clase social dominante. Los procesos escolares son manifestaciones de la reproducción de la estructura de clases y de la ideología dominante, así como la desigual distribución de la cultura, del conocimiento y del poder.
Uno de los principales problemas del ámbito educativo es la constante preocupación por la formación pedagógica de los docentes, sin embargo, si bien es cierto que este es uno de los principales elementos, sólo es atendida esta preocupación desde el desarrollo de conocimientos, si son memorizados y repetidos, pero no desde la perspectiva de ser la educación un proceso cuya eficacia depende de acciones y prácticas educativas como la comunicación. Las relaciones interpersonales, la interacción necesaria entre el educador y el educando no han sido aún objeto de trascendencia y preocupación por algunos estamentos que intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Esto conduce a reflexionar sobre la calidad en la formación de los docentes, ¿Qué tipo de docentes hacen de su labor una verdadera acción comunicativa o por el contrario, lo que critica Freire, la convierten en una práctica de información cotidiana?
La comunicación implica transmitir, generar y crear una cultura. Implica diálogo “como encuentro de los hombres para la tarea común de saber y actuar, diálogo con humildad” (Freire 1970).
Sin embargo se observa que la acción comunicativa en el ámbito educativo no es un proceso sino un fin propuesto, predeterminado en el que se generan diálogos unilaterales, de discursos puramente verbales, de un lenguaje acabado y limitado a la espera de respuestas; se realiza una comunicación interpersonal no de experiencias comunes, de significados comunes o de lenguaje común si no de generación de mensajes, de información de transmisión de datos estructurados de manera determinada como guía del docente para su labor cotidiana.
Dentro del sistema educativo el proceso que se inicia desde periodo natal hasta la culminación de la vida universitaria es incorporar técnicas y métodos pedagógicos que contribuyen a hacer efectiva y eficiente la acción comunicativa; sin embargo en nuestro contexto educativo se confunde la comunicación con información, con medios e instrumentos, predomina la visión reduccionista de contemplar el lenguaje como el acto por medio del cual nos comunicamos, se convierte en un elemento de ayuda para modificar la tradicional transmisión de información para llegar al emisor, sin tener como objetivo llegar a un nivel de comunicación en que haya retroalimentación de una acción orientada al entendimiento y reconocimiento mutuo. Dentro del sistema educativo las técnicas y métodos deben tener como fin el acercamiento a la comprensión e interpretación de la realidad. Esto exige al docente capacitación constante, creatividad, manejo de la tecnología, asimilación de significados comunes con el educando, de resignificación de experiencias.
El docente tradicional hace uso del esquema simplificado desde el modelo funcionalista de emisor-mensaje-receptor, aquí sólo se genera, como diría el escritor Paoli un proceso en que se comparte información. El emisor transmite su representación mental o estructura elaborada a partir de datos, se convierte en un filtro ideológico y no en un colaborador que acompañe al otro a construir su realidad, además de ser un reproductor de códigos que permitan la unidad de significados sin haber compartido con el educando las mismas experiencias. El docente tiende a obstaculizar la comunicación por medio de la autoridad.
Así, en el sistema educativo aún no hay un proceso de comunicación ético-social, de transmisión de valores, de sentimientos sino que sigue siendo un proceso mecánico de utilización de códigos que manipula y cosifica las conciencias.
El docente debe ser un dinamizador de la acción comunicativa con el fin de generar un proceso de liberación, de emancipación de las conciencias, develador de la transformación y el cambio.
Un instrumento importante con el que cuenta el docente para tal fin, es el currículo oculto.
El currículo oculto es una condición indispensable dentro del proceso de acción comunicativa para construir y construirse, es decir, para aprender y enseñar a ser, a hacerse, a aprender, a comprender, a adaptarse, a descubrir, pensar y trabajar; estas son facetas indisolubles del currículo oculto que pugnan con los objetivos de la educación tradicional. El objetivo es comunicar a través del afecto y los sentimientos para generar valores, como diría Sócrates “para convertir el conocimiento de sí en principio del ser espiritual.